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La auténtica España, no fue la que apabulló a Costa Rica en un partido inverosímil por la caricatura de rival. No fue la que en el primer tiempo ante Alemania, en un choque de auténtico sabor mundialista, dominó por tramos con incluso, someter a su rival desde la posesión, pero sin rematar a portería. La auténtica es la que cayó sin discusión ante Japón; incluso, pensando que la derrota era buena porque evitaba a Brasil o Argentina y de paso sacaba del camino a un rival directo como la "Mannschaft". Nunca se confirmará esta apuesta, lo que sí quedó claro tras la de anoche ante Marruecos, es que la auténtica España de hoy, es la que se estrelló contra la muralla "magrebí" sin encontrar jamás soluciones.
1041 pases ante Marruecos que tan sólo tuvo 323 y que remató más entre los 3 palos (3 sobre 1) denotan que el estilo que cimentó Luis Aragonés y que después replicó Vicente del Bosque con total acierto porque tenía los elementos y los recursos necesarios no sólo para generar juego sino para definir sobre la portería rival (Xavi, Iniesta, Villa, Torres, Pedro etc) necesita de un plan B el que han tenido otras grandes selecciones en otros grandes torneos y en esta Copa del Mundo. Inglaterra tiene un plan B, Francia tiene un plan B, Brasil tiene un plan B y los Países Bajos también lo tienen; España, no.
Por eso sorprendía el hecho de que se incluyera a los de Luis Enrique en la quiniela de los favoritos a ganar esta Copa del Mundo, cuando está muy por debajo de como mínimo 5 grandes selecciones como Brasil, Inglaterra, Francia, Países Bajos y Portugal, que sí tienen un plan B, cuando el A falla, que sí tienen pegada en ataque y que manejan varios registros para superar a su oponentes. Plantillas muy completas en todas sus demarcaciones, algo que ésta España de futuro -porque lo tiene- no es un equipo experto y con talla como para competir en las más altas cuotas. Veremos si lo será.
Luis Enrique que creyó sabérselas todas, que empleó más tiempo a su "profesión" de Streaming que a preparar una tanda de penaltis que se podría presentar dada la dureza de Marruecos (al que seguro dio por descontado que eliminaría) el mismo que ayer tarde-noche le cerró todos los espacios, que se batió como un león para hacer suya su presa, que tuvo un sentido colectivo que ha logrado en tiempo récord implantar Walid Regragui y que llegó al tramo final del partido confiando en sus posibilidades; ese mismo que le ganó la partida táctica, que le gano en ambición y que le ganó en frialdad a la hora de la verdad.
A España, se le congelaron las ideas como ya se le congelaron en Rusia 2018 en octavos ante el anfitrión y en Brasil 2014 en la fase de grupos. Como ante Italia en la Euro 2016 y como ante la misma Italia en la pasada Euro a la que dominó en Wembley desde la posesión para en el último tramo del campo, no tener finalización y quedarse adportas de una final que no mereció.
España necesita una reflexión, necesita ideas frescas que le implanten un estilo complementario al que ya tiene y que ya sus rivales conocen. Su identidad con el juego asociativo y de toque, debe estar complementado con recursos para ser más directo en ataque, más atrevido y más incisivo. Anoche chutó dos veces a portería y nada más en 120 minutos. Su juego se ha ahogado en el toque lateralizante y falto de ingenio. Su juego exterior fue irresoluto y con Morata sólo no se va a ninguna parte. La convocatoria mundialista de Luis Enrique ni hablar, errática y sin recursos complementarios.
Es un fracaso de Luis Enrique claro y su continuidad no debería ni plantearse. Debería estar más fuera que adentro. La de anoche fue la auténtica España, que necesita autocrítica y un tiempo de reflexión para volver a arrancar.