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El Chelsea jugará su tercera final de la Champions tras superar sin contemplaciones a un Real Madrid inexistente que nunca fue una oposición real y mucho menos fue capaz de inquietar la meta de Edourd Mendy, una vez más imbatible. La tan cacareada resistencia y jerarquía del Madrid en la Champions, no emergió en ningún momento en el césped de Stamford Bridge en el que el Chelsea se paseó con una superioridad abrumadora, como la que ya tuvo en la ida en la capital de España. Timo Werner y Mason Mount, sentenciaron el pase «Blue» a la final de Estambul.
El cuadro de Thomas Tuchel sabía que siendo solvente en defensa y manejando ritmos altos en momentos claves del juego, sería capaz de devorar a un rival que ha llegado muy mermado en lo físico a la recta final de la temporada y que improvisó de forma sorprendente con los ingresos inesperados de Sergio Ramos y Eden Hazard, tras varios meses de ausencia. Zidane, apostó por dos jugadores sin ritmo de competición y recién salidos de contratiempos físicos. Y se noto. Ambos estuvieron muy lejos de su mejor nivel.
El Chelsea inició el partido tranquilo, con una parsimonia comprensiva esperando la propuesta ofensiva de un Madrid necesitado de marcar. Y en realidad el Madrid, no apuró hasta bien entrada la primera mitad con las dos ocasiones de Benzema en la que emergió la agilidad de Edouard Mendy. El golero senegalés del Chelsea, firmó dos atajadas de nivel en sus únicas exigencias del partido, porque no volvió a haber noticias del Madrid en ataque y eso que necesitaba, marcar.
El cuadro londinense lo anuló en defensa, lo anticipó con dos líneas muy juntas a veces con 5 y en otras con cuatro más los inacabables apoyos de Jorginho y un grandioso N`Golo Kanté, de nuevo el mejor jugador del partido para la UEFA. El medio francés volvió a ser omnipresente en la volante y de dos recuperaciones en campo contrario llegaron los goles.
A los 28 minutos, Kanté recuperó y asistió a Kai Havertz que remató al travesaño, el rebote lo tomó Timo Werner que a placer marcó a placer. 1-0 tras un gol anulado al propio punta alemán y las mejores sensaciones en ataque para el cuadro «Blue» una tónica que se mantuvo en la segunda mitad en la que el Chelsea con más espacios exprimió al Madrid en defensa. Le hizo dos goles, pero pudo haber sido una sangría para los «merengues».
El Chelsea fue una aplanadora física y técnica y atropelló al Madrid sin compasión. Tras un cabezazo al palo de Havertz, otra opción clara para el alemán, un remate a bocajarro de Kanté y una muy clara de Mason Mount por encima del larguero. Pudo haber sido una goleada, pero tan sólo fue un 2-0 más que necesario con la sentencia de Mason Mount a los 85, tras una nueva recuperación de N`Golo Kanté. Y el Madrid?. Sin noticias en el resto de la noche.
El Chelsea jugará su tercera final de Champions, esta vez ante el Manchester City en la tercera final inglesa de la historia. Hoy se ha metido en ella a lo grande, aplastando a un rival que como en Madrid, no le opuso resistencia. La grandeza del Real se quedó en Madrid.