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La desazón era evidente en el rostro de los jugadores del Liverpool al final del partido ante el Manchester United en Old Trafford. El empate a dos no les dejó satisfechos, más bien generó la frustración de una oportunidad perdida de mantenerse en solitario arriba de la clasificación en la Premier League, que ahora comparte con el Arsenal, con 71 puntos tras 31 jornadas disputadas. El Manchester City es tercero con 70 unidades. El Liverpool sigue vivo en la pelea, pero el objetivo del triunfo en Old Trafford en un partido lleno de voltaje e intensidad, se frustró con una igualdad que no entregó premio a la superioridad del cuadro "Red" dominante con el balón y eléctrico de mediocampo hacia adelante.
El Liverpool salió a morder al United y no tardó en generarle problemas por la banda de Andrew Robertson y Luis Díaz, con el colombiano en permanente tendencia a jugar por dentro como lo ha hecho en el último tiempo.
El cuadro de Jurgen Klopp ensanchó la cancha, jugó con precisión por fuera con Brasdley y Robertson y por dentro, la calidad de Endo y Mc Allister, fue un punto superior sobre un Manchester United, que de a poco, tras un comienzo de pressing en campo rival, fue cediendo terreno hasta defender cerca de su portería. Erik Ten Hag, apostó después por jugar a la contra y de esa manera, tuvo ocasiones para llevarse el juego.
Éste Manchester United pensado desde la génesis de esta etapa de Ten Hag, para generar juego desde la posesión, rinde mejor con juego al espacio y en velocidad. Es un equipo que genera mucho peligro con su juego rápido por las bandas y la velocidad de Garnacho y Rashford. De esa manera, se metió en el partido más el oportunismo de Bruno que sacó renta de un fallo de Qansah y Kobbie Mainoo que una gran acción individual, puso el 2-1 parcial.
El Liverpool se había puesto por delante con un gol de Luis Díaz, tras una jugada de estrategia soberbia. El cuadro de Jurgen Klopp, bajó el ritmo y el United, le emparejo las acciones, pero todo volvió a su cauce en el ST con una insistencia de juego dinámico que le llevó a generar un gran caudal de ocasiones.
Con el 2-1 parcial y cerca del final, el Liverpool consiguió la igualdad con un penalti de Mo Salah a los 84 minutos, una acción que alentó la búsqueda de un tercer tanto que no llegó. Su superioridad sobre un Manchester United en decadencia, no tuvo el máximo premio de un triunfo que le hubiese mantenido líder en solitario. Ahora comparte ese honor con el Arsenal, verdugo del Brighton, el sábado.