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Gerard Piqué ha reconocido al final del juego en el que el Barcelona cayó 2-0 ante Atlético de Madrid, que no son buenos tiempos en el club, algo inocultable. Deberá redoblar esfuerzos como el resto del equipo para no alejarse de una zona Champions que cada día parece más remota tras una derrota dolorosa por como sucedió. Tampoco hubo demasiada diferencia. Simplemente, este Barcelona sin Leo Messi, no tiene un factor de desequilibrio de cara a gol, algo que sí lo es por ejemplo, Luis Suárez.
El uruguayo anotó el 2-0 a los 44 minutos e incluso, pidió perdón confirmando aún su melancolía por su pasada etapa "culé". Más allá de ello, este FC Barcelona que sigue en ruinas y que no tiene un atisbo de mejora, ha perdido su tercer partido grande de la temporada, más por incapacidad que por la superioridad de un rival que no hizo mucho por ganar.
Éste Atlético de Madrid no deja de ser un equipo rácano y especulador pese a lo que tiene. Sin ser brillante, se bastó en ataque para aprovechar la endeblez defensiva de este Barça para anotarle dos tantos y acabar con el partido en el primer tiempo.
Thomas Lemar (minuto 23) y Luis Suárez (minuto 44) marcaron la diferencia y sentenciaron el juego en un primer capítulo en el que el cuadro de Ronald Koeman; ni siquiera, lanzó a portería.
FINAL #AtletiBarça 2-0
— LaLiga (@LaLiga) October 2, 2021
🔴🌟⚪️ ¡Los goles de Lemar y @LuisSuarez9 deciden el partido! #LaLigaSantander pic.twitter.com/zG5u7PjveI
El Barcelona rozó tramos con un 70 % de posesión, pero no tuvo argumentos para siquiera inquietar a Oblak en la primera mitad. En el segundo capítulo, con los ingresos de Ansu y Sergi Roberto, agresivo por derecha, fue capaz de generar algo más como la de Coutinho que remató al cuerpo del golero esloveno. Pero poco más.
El club "blaugrana" tuvo un 71 % de posesión global y remató a gol en 9 ocasiones, 2 de ellas a puerta. Sin embargo, nunca dio la sensación de ser capaz siquiera de estrechar el marcador, ya que no tuvo capacidad futbolística para romper el entramado defensivo de Simeone, ni tampoco tiene la capacidad anímica para levantarse de este estado depresivo.
Fallos en defensa, falta de generación de juego, escasas variantes desde el banquillo y un aletargamiento ofensivo del que ni siquiera, se salva el mejor, Memphis Depay, fueron los grandes males de este Barça que esta noche en el Wanda Metropolitano se estrelló contra su propia incapacidad y la finalización de un Atlético que no necesitó demasiado para ganar. Un Barça sin reacción en ataque, no puede ir muy lejos.