Mayor intensidad y claridad brasileña

Desde el principio el partido estuvo controlado por un Brasil más intenso, más agresivo en la presión, que salió a desafiar el calor y la humedad de Barranquilla, cuestionando la salida colombiana con un pressing alto en el que el circuito de sus hombres más adelantados; Neymar, Gabigol y Gabriel Jesús, eran los primeros en obstaculizar la salida local. En el medio Fabinho y Fred se emplearon a fondo para evitar la conexión de Barrios y Lerma con Quintero el volante de enganche colombiano, que apenas tuvo presencia en el partido.

Colombia, a esta altura tiene más puntos que juego colectivo en este proceso eliminatorio a Qatar. Ante Brasil, cuando se esperaba un paso al frente con el público en masa de vuelta en las tribunas y una localía que siempre debe ser una ventaja, no fue capaz de tener el control del juego y se limitó a esperar a Brasil muy atrás, para buscar una salida rápida que le conectara con un Radamel Falcao, demasiado aislado.

Con apenas un 36 % de posesión y 4 remates a puerta, uno con real peligro por parte de Quintero en la segunda mitad; Colombia, naufragó porque no tuvo sentido colectivo, sus líneas jugaron demasiado distantes y porque permitió que Brasil le recostase en su área casi desde el mismo inicio. No tuvo el esférico casi nunca y no tuvo continuidad en su plan de recuperación en el medio a través de la dupla Barrios-Lerma muy físicos, pero sin claridad para aportar en la construcción.

Reinaldo Rueda apostó por un doble 4 con Luis Díaz y Martínez por las bandas con grandes obligaciones defensivas. Colombia, con un planteamiento conservador, estuvo casi siempre a merced del juego hilvanado de un Brasil que sobretodo, en la primera mitad tuvo ocasiones muy claras a través de Neymar, Lucas Paquetá y Gabriel Jesús. De nuevo como en Uruguay, David Ospina, fue una muralla.

En la segunda mitad; Brasil, bajó el ritmo pero sin perder el control del partido. Tuvo la posesión, pero ya no fue tan fino en la creación ofensivo; eso sí, le bastó para controlar a una Colombia, conservadora y con escasa propuesta ofensiva, que ha vuelto a quedar en deuda justo cuando necesitaba de los puntos. Hoy, la ha salvado que todos sus rivales directos, han caído.