Colombia pierde su gran virtud
El buen trato del esférico fue una seña de identidad de la selección "cafetera" que se ha ido perdiendo de forma sideral
Colombia ha dado un salto de competitividad en un aspecto clave del fútbol moderno, el fortalecimiento del fútbol físico. La llegada de Carlos Queiroz a su banquillo a principios de 2019, fue un punto a favor para dotar a esta selección de un alto desarrollo físico, necesario para poder competir al más elevado nivel, algo que ha podido acreditar en duelos de alta esfera como ante Brasil, Uruguay y el mismo Argentina en la pasada Copa América.
La Selección Colombia ha crecido en un aspecto en el que siempre perdió y tuvo inferioridad, el fútbol físico. Con jugadores como Wilmar Barrios, Duván Zapata, Matheus Uribe, Yerri Mina, Davinson Sánchez y otros más, ha evolucionado en talla, presencia y desarrollo físico, algo muy necesario en estos tiempos de máxima intensidad.
Reinaldo Rueda, ha tomado el testigo del entrenador portugués -por no mencionar algún roce con este estilo en la era Pekerman- y ha conseguido construir un bloque que por momentos es compacto y que ofrece garantías en el plano físico. Sin embargo, de forma alarmante ha perdido la gran seña de identidad del fútbol colombiano a nivel histórico; el buen trato del esférico, el sentido colectivo con el balón.
Y no se trata de reclamar de nuevo volver al fútbol de 100 toques con nula profundidad o el "tiqui taca" que tanto gusta pero que sin ofensividad, nada produce. También el de antaño en Colombia; eso sí, la que tan sólo ganó una Copa América, pero dejó amargos sinsabores en materia de conquistas.
Colombia tuvo ante Ecuador un 62 % de posesión que le llevó a generar tan sólo 4 remates a portería. Esa posesión estuvo marcada por la falta de claridad y de fluidez en el juego. No dio más de 3 pases seguidos y no dio sensación de inquietar a Ecuador a partir del juego hilvanado. Se contagió del juego físico de su rival y no tuvo lucidez a partir de su jugador a priori más talentoso; Juanfer Quintero, que volvió a decepcionar como un valor desequilibrante.
En este tramo de eliminatoria ante Uruguay, Brasil y Ecuador ha quedado desnudada su precariedad en la elaboración y la ausencia de un jugador en el doble pivote que podría ser Cuellar como una solución a futuro, le terminó lastrando. Colombia mejoró en un aspecto clave como el fortalecimiento físico, para cada vez se aleja más de su otrora gran virtud.
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