Sabatini, former de hasta 10 equipos italianos en diversas categorías entre 1973 y 1984, abandonó la actividad profesional a mediados de los años 80`s para iniciar una tímida carrera como entrenador que se terminó encaminando hacia la Dirección Deportiva, una faceta en la que debutó en el ya lejano 1994 en el Triestina en Serie C.

De ahí en adelante, una trayectoria dilatada como Director de Fútbol en hasta 10 equipos de diversas categorías en Italia entre los que se cuenta la Roma entre 2011 y 2016, el Inter en un fugaz paso en 2017, la Lazio en 2004 y el inolvidable Palermo de 2008-2009 en el que dejó su sello con la captura de promisorias figuras como Paulo Dybala, Javier Pastore, Abel Hernández y Josip Ilicic.

Uno de sus sellos de identidad es su ojo clínico para fichar jóvenes talentos sobretodo, en el mercado sudamericano. De su autoría son los fichajes para el Calcio de valores como Erik Lamela, Alisson y otros de diversas latitudes como Mo Salah y Gervinho, todos para la Roma. Además, Aleksandr Kolarov y Stefan Lichsteinner, dos de los mejores laterales de la última década en el fútbol italiano para la Lazio como también el descubrimiento de un tal Alessandro Nesta, ni más ni menos.

Ahora con el desafío de salvar la permanencia del Salernitana, apuesta ante la premura del tiempo por el fichaje de jugadores veteranos, dispuestos a exprimir su experiencia en el objetivo de lograr la salvación. Ya llegó Ribery, fichó a Sepe para la portería y acaba de cerrar la vuelta al fútbol europeo de un "guerrillero" como Diego Costa. El próximo objetivo será un viejo pupilo, Javier Pastore, al que conoce de los días de gloria en el Palermo.

A contrarreloj, se mueve un clasico como Walter Sabatini, para lograr la salvación de la Salernitana. Él no quiere morir, quiere vivir. Veremos si en primavera, será el hombre milagro en Salerno.