Tras una temporada en la Juve ha sido despedido sin pena ni gloria
A Maurizio Sarri, siempre se le recordará por la gran impronta que dejó en el creciente Nápoli de mediados de la última década. Un fútbol colectivo que abrumaba en posesión y un voltaje ofensivo continuo, un equipo hecho a su medida al que consiguió moldear a su gusto a partir de la segunda campaña, aunque ya en la primera dejó buenas señas. Después llegaron las efímeras aventuras en el Chelsea y en la Juventus, en donde no consiguió repetir las faenas de estilo, su sello, su identidad. Ganó por primera vez, pero terminó perdiendolo todo.
La Juventus este mediodía ha fulminado la etapa Sarri en la Toscana. Llegó con brío hace un año dispuesto a todo-la exigencia le lleva a eso- y ahora se marcha por la puerta de atrás y eso que ganó el Calcio, una tarea ya habitual en las huestes «Bianconeras». La eliminación en la Champions le ha sentenciado; y aunque él habló de maldición para la Juve en la máxima competición europea, mucho ha tenido que ver su incapacidad para sacarse jugo futbolístico a este gran equipo.
La gran realidad es que Maurizio Sarri no ha podido en este primer año en la Juventus, de exhibir el fútbol que más desea. No ha podido porque no ha conseguido contagiar al vestuario con su idea, su fundamento futbolistico que es dominar el juego a través de la posesión y del mandato que da el tener el balón en fase ofensiva siendo eficaz.
Ésta Juventus desmejoró lo hecho en sentido colectivo por Massimiliano Allegri, que en muchos momentos de su etapa juventina, era capaz de conseguir que su equipo gobernara los partidos desde la posesión y a su vez, mutara a un equipo letal en las transiciones y en el juego de tránsito rápido. Sarri, lo consiguió parcialmente. pero no logró que el equipo se revolucionara a través de la tenencia permanente del balón y que consiguiera dominar a sus rivales a partir de ello.

Las causas de porqué no lo logró, fue su falta de sintonía con pesos pesados como Cristiano Ronaldo con el que tuvo varios altercados en la campaña, Miralem Pjanic excluido tan pronto se confirmó su marcha al Barcelona y Paulo Dybala, con el que chocaba por su ubicación en el terreno de juego. El distanciamiento con los cracks le fracturó, asi como su ansiedad por inculcar una idea de fútbol de forma sideral a un equipo con mecanismos ya estructurados.
Ésta Juve de Sarri, tuvo casi siempre el balón, pero no era capaz de desestabilizar a sus rivales a partir del sentido colectivo. Siempre tuvo que recurrir a la acción individual de Ronaldo o de Dybala, para desatascar los partidos. Muchas veces en el Calcio tuvo este problema y anoche ante el Lyon, lo tuvo, lo que pasa es que sólo con Cristiano, no basta. Anoche mil vueltas, para terminar insistiendo en el centro y en el pelotazo. Su falta de variantes y su capacidad para implantar su idea, le terminó sentenciando. El resultado nefasto de anoche, es clara consecuencia de ello.
Ya en el Chelsea le pasó (aunque dejó grandes exhibiciones, muchas más que ahora en la Juve) y ahora en la «Vecchia Signora» su sello se quedó en nada. Su despido fulminante le deja en el aire. Ahora se barajan varios nombres, (Zidane, Allegri y Pochettino, el más opcionado) ya veremos quién reemplaza a un Sarri que no logró cautivar. Su sello brilló por su ausencia.
Periodista con especialización en Periodismo Deportivo
Editor Manager Discoveryfootball.com. Especialista en Fútbol Internacional
Socio de ACORD Bogotá y Miembro de AIPS
Deja una respuesta