«Les Bleus» no necesitaron demasiada estética para ganar un Mundial que tenían entre ceja y ceja. Su competitividad les llevó a la gloria
Francia, comenzó su reinado universal, ganando la Copa del Mundo de Rusia 2018, de forma brillante. No fue demasiado estética en realidad, no le hizo falta, fue contundente y solvente. Desde un principio con las ideas claras; firmes, consciente de los recursos que contaba en los planos individual y colectivo. Su poderío físico supremo y sus ases que ésta vez pesaron mucho más que hace dos años en la Eurocopa.
«Les Bleus» rayaron a un gran nivel en 2016, pero muchos de sus hombres claves, no fueron decisivos como ahora. Lloris, Giroud, Pogba, Gignac no tuvieron una regularidad en el campeonato europeo y eso lo terminó pagando una selección, en la que tan sólo Griezmann, llevó el peso de toda una nación. Y claro, no había llegado Mbappé.
La nueva luminaria del fútbol «galo» exploto en Mónaco y ahora con una Francia, que desde el primer momento de esta cita mundialista, se vio que no necesitaba de excesiva calidad en la construcción del juego, para decidir los partidos a su favor.
Deschamps comenzó el Mundial ante Australia con un 4-3-3 en el que Pogba oficiaba con libertad como interior junto a Tolisso por derecha y N`Golo Kanté como pivote fijo. Adelante, Dembelé por izquierda, Mbappé por derecha y de «falso 9» Griezmann, que no tenía gran peso en el juego.
Sin mucha fluidez en el medio, Francia, sacó adelante los partidos de la primera fase a base de superioridad física y momentos puntuales de brillantez en ambas áreas. No necesitaba más, sabía con lo que contaba y lo que debía hacer en cada momento. Era un bloque pragmático, solvente y eficaz.
Francia cambió su esquema y arrasó
Deschamps; sin embargo, decidió cambiar. Aposto, por un estilo que conoce muy bien que es el 4-2-3-1 con Kanté y Pogba en el doble pivote, Matuidi como interior por izquierda, pero con muchas obligaciones de contención y que en muchas ocasiones, formaba línea de 3 en el medio para configurar una muralla difícil de sobrepasar. Un poco más adelante; Griezmann de enganche y Olivier Giroud de «falso 9» que aunque no marcó en este Mundial, fue una pieza clave por su movilidad, su apertura de espacios y su labor de espaldas, para recibir y asistir.
Todo cambió a partir del juego de octavos ante Argentina en donde «Les Bleus» comenzaron a arrasar. Se hicieron fuertes atrás y muy eficaces en el juego ofensivo. Su tarea en ambas áreas, fue la más destacada junto a Bélgica en todo el mundial (14 goles a favor, dos menos que los belgas y 6 en contra al igual que el cuadro de Roberto Martínez).
La Francia más equilibrada de la era Deschamps, se hizo con la Copa del Mundo de forma autoritaria. No necesito de brillantez y fluidez futbolística para arrasar a todo el que se le puso por delante. La practicidad y sobretodo su eficacia, le han llevado a la gloria.
Periodista con especialización en Periodismo Deportivo
Editor Manager Discoveryfootball.com. Especialista en Fútbol Internacional
Socio de ACORD Bogotá y Miembro de AIPS
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