Francia se coronó en Rusia con un bloque inexpugnable. Desde el portero Hugo Lloris hasta el manejo inteligente y los goles de Antoine Griezmann, los galos tuvieron un equipo sólido, que mantuvo casi invariable su alineación y su sistema para coser la segunda estrella en su camiseta.
Hugo Lloris. Portero. 31 años: el capitán alzó la Copa del Mundo tras defender el arco francés en seis partidos, en los cuales encajó seis anotaciones. Hizo paradas clave en todos los partidos, como ante un remate de Rebic en la final, que secundó las intervenciones ante Alderweireld (Bélgica), Cáceres (Uruguay) y otras tantas que blindaron el arco de los “bleus”. Su error insólito al querer regatear a Mandzukic, por suerte para él, no cambió el resultado.
Benjamin Pavard. Lateral derecho. 22 años: un central reconvertido a lateral cumplió en su faceta defensiva y supo aparecer en ataque cuando su selección lo necesitó. Su golazo ante Argentina tuvo un efecto bisagra en el camino de Francia, ya que igualó un partido que se les había complicado.
Raphäel Varane. Central. 25 años: el zaguero fue el mejor defensa de los campeones. Sólido en el juego aéreo y potente en los duelos uno contra uno. Marcó de cabeza, el gol de abrir el marcador ante Uruguay. Jamás olvidará esta temporada, en la cual estuvo libre de las lesiones musculares que le aquejaron en el pasado y ganó la Champions con el Real Madrid y el Mundial con su selección.
Samuel Umtiti. Central. 24 años: aunque no llegaba como titular indiscutible, Deschamps le dio la confianza ante la lesión de Koscielny y se adueñó de la posición. Aunque tuvo algunos desaciertos en la marca, formó una pareja sólida en la zaga con Varane. Su tanto de cabeza ante Bélgica allanó el camino hacia la final del Mundial.
Lucas Hernández. Lateral izquierdo. 22 años: el mejor lateral zurdo del torneo. Firme en la defensa y opción por la banda en los puntuales ataques de Francia. Tomó la decisión de representar a los “bleus” ante la disyuntiva de poder hacerlo con España y jamás se arrepentirá.
N’Golo Kante. Mediocentro. 27 años: la humildad y el sacrificio del volante fueron una de las bazas de Francia. Omnipresente en la marca, expeditivo en el corte. Un soldado clave en el planteamiento de Deschamps, que se sacrificó una y otra vez por sus compañeros. Es el prototipo ideal del jugador africano con su potencia física que añade a sus virtudes el orden táctico europeo.
Paul Pogba. Volante mixto. 25 años: confirmó su madurez en Rusia. Se alejó del egocentrismo y de las excentricidades y fue un soldado más en el ejército de Deschamps. No eludió el compromiso cuando, por ejemplo, le tocó seguir de cerca a Fellaini en la semifinal ante Bélgica, y también aportó su cuota de calidad con su visión de juego y su llegada al área contraria.
Kylian Mbappe. Extremo. 19 años: el crack explotó con todo su talento en el Mundial. Pese al planteamiento cauto de su selección, mostró su velocidad imparable con espacios y su calidad en espacios reducidos. Su actuación ante Argentina fue de las mejores exhibiciones del Mundial. No le pasó llevar la camiseta ‘10’ y jugó sin presión desde el primer partido hasta la final. No tiene techo.
Antoine Griezmann. Mediapunta. 27 años: el jugador más determinante de Rusia 2018. Sus cuatro goles y dos asistencias, su excelsa pegada que fue fundamental en las acciones a balón parado, su liderazgo sin estridencias, su capacidad para entender el juego, su posicionamiento entre líneas. Aunque el Balón de Oro del Mundial fue para Modric, el ‘7’ también hizo méritos para ocupar lo más alto del podio.
Blaise Matuidi. Interior. 31 años: no empezó como titular, pero Deschamps lo alineó desde el segundo partido y nunca más salió del once. Aunque con características menos ofensivas que otras cartas (Fekir, Dembele), fue una pieza clave en el sistema. Aportó ida y vuelta por la banda izquierda y presencia física al convertirse en un tercer volante, junto a Kante y Pogba, cuando los partidos exigían más equilibrio en el centro del campo.
Olivier Giroud. Delantero. 31 años: el ‘9’ de Francia evocó a Stéphane Guivarc’h, el ariete de la Francia campeona en 1998. Se marchó de Rusia sin goles y sin remates a puerta; sin embargo, como Matuidi, entró en el once a partir del segundo partido y así se mantuvo a lo largo del torneo. Luchó entre los centrales rivales y abrió espacios para las apariciones de Griezmann y Mbappe. Cada abrazo que le dio Deschamps cuando le sustituía en los partidos demostró la importancia que tenía su función para el seleccionador galo.
Corentin Tolisso. Interior. 23 años: empezó como titular en el debut, pero perdió su posición con Matuidi. Jugó cinco partidos y fue el suplente de Francia que más minutos disputó. Reemplazó eficientemente a Matuidi (sancionado) contra Uruguay y aportó su función mixta por el costado izquierdo.
Ousmane Dembele. Mediocentro. 21 años: Deschamps lo incluyó en el once ante Australia, pero luego perdió pese en el equipo. Entró como recambio en otros tres partidos.
Steven Nzonzi. Mediocentro. 29 años: el recambio habitual para refrescar el centro del campo. En la final entró en el segundo tiempo ante un diezmado Kante y reforzó el sistema con su presencia física y buen posicionamiento en la cancha
Nabil Fekir. Mediapunta. 24 años: el cambio frecuente de Francia en los últimos minutos de los partidos. Jugó seis encuentros, aunque solo sumó 70 minutos en el torneo.
Didier Deschamps. Seleccionador. 49 años: fue mantenido en el cargo a pesar del revés en la final de la Eurocopa 2016 y el triunfo en Rusia demostró el acierto de la Federación Francesa. Sacó el máximo provecho de sus figuras ofensivas y hacia atrás armó un equipo firme y solidario. Apostó por piezas jóvenes y supo darles desde el banquillo la templanza que había cosechado en su época de jugador. Tomó decisiones correctas antes y durante el torneo y se convirtió en el tercer hombre en ganar la Copa del Mundo como jugador y como seleccionador.
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